domingo, julio 03, 2005

Cartas

Transcribo aquí la penúltima de las cartas que Eloi Iradiego nunca le llegó a escribir a su amada Leonor.

"Mi querida Leonor,

Cuando hace meses me entretenía comparando tu belleza pétrea con la de las estatuas de las divinidades griegas no podía imaginar que, con el tiempo, dejaría de ser una metáfora, al darme yo cuenta de todo lo pétrea que realmente eres. Entonces me hacía el sorprendido porque una criatura tan hermosa pudiera caminar sobre la tierra; ahora lo único que me sigue pareciendo increíble es que un ser hecho de hormigón pueda mover las piernas.
Yo nunca he sido muy versado en el arte de seducir, pero he gastado noches enteras pensando en qué palabras podrían emocionarte, qué pequeños obsequios conseguirían que me recordaras con ternura, sin darme cuenta hasta ahora de que estaba perdiendo el tiempo, pues lo que necesitaba para llegarte al corazón era un martillo hidráulico y varios técnicos de obra.
Te digo esto y no quiero que pienses que te guardo algún rencor. Espero que allí donde decidas irte a vivir encuentres el ambiente más adecuado para tu conservación -entre quince y veinte grados, con poca humedad-; y, si alguna vez te van mal las cosas, si te quedaras enterrada por ejemplo bajo los escombros de una espléndida ciudad en decadencia, deseo sinceramente que los arqueólogos no tarden más de mil quinientos años en desenterrarte y ponerte en un museo para que la gente te saque fotos.

Sinceramente tuyo,
Eloi, 2 de julio de 1913"

1 Comments:

Anonymous Anónimo diu...

me recuerda a los amorios de Abelard y Heloise. Aunque con la posterior castracion y reclusion del pobre Abelardo.. no creo que a Heloise la volviera a invitar a salir mas nadie.

17 septiembre, 2005 06:51  

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