Mari Luz llegó a casa a la hora de siempre, y cuando abrió la puerta del dormitorio se encontró a su marido debajo de lo que parecía ser una mujer. –Esto no es lo que parece, se apresuró a decir el pobre. –Más te vale, dijo ella, porque ya sospechaba que eras un adúltero pero no un zoófilo, ¿quién coño es esta ballena?
Dejó las contemplaciones y apagó la luz diciendo: estoy hasta los cojones de tener que agarrarte esos michelines, pero todavía estoy más harto de tener que verlos subiendo y bajando como locos cada vez que hacemos el amor; cuando follamos tus carnes se vuelven psicóticas, tu tripa parece un niño gordo que saca la lengua y mueve la cabeza con frenesí poniendo los ojos bizcos. Me das asco.
Dejó las contemplaciones y apagó la luz diciendo: estoy hasta los cojones de tener que agarrarte esos michelines, pero todavía estoy más harto de tener que verlos subiendo y bajando como locos cada vez que hacemos el amor; cuando follamos tus carnes se vuelven psicóticas, tu tripa parece un niño gordo que saca la lengua y mueve la cabeza con frenesí poniendo los ojos bizcos. Me das asco.
1 Comments:
qué horror.
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